Niun brillo, un simple plástico (y la buRRocracia) me hizo esperar tres horas en una eterna fila.
La cosa esta empezaba a las diez de la mañana, pero a los simpáticos del pase se les dio en gana llegar a las diez y media. Como si fuera poco la espera, el calor y el cansancio, la mitad de la fila eran colados haciéndose los tontos. Recuerdo que una niña que estaba como tres puestos más atrás que yo, después de tanto y tanto colado, al llegar al final de la fila ni siquiera la veía.
Después de todo aquello, recordé mi querido chilito: lleno de filas, colados, burocracia chanta, pero al fin y al cabo chilito, mi chilito -un poco de chovinismo no le cae mal a nadie, ¿cierto?-.
Pase escolar
miércoles, 10 de enero de 2007
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