Quizás no haya sido como aquel día en que mi madre dejó mis pequeñas manitos en ese triste portal y yo, en la más profunda de las soledades, me eché a llorar como nunca antes lo había hecho. Quizás tampoco sea como ese día donde, entre risitas nerviosas y mucho miedo, fuimos tirados al barro y ensuciados de lo lindo. Quizás tampoco sea como aquel día donde entre al IN, con un jopo lleno de limón, factura inigualable de mi awelita. Quizás, más adelante, ni siquiera recordemos este día, pero más allá de la (in)trascendencia de este día marca el comienzo de un nuevo año universitario.
Adelante compañeros en tamaña gesta, levantemos nuestros brazos en pro de superar las escritas, los latines y linguísticas por pasar, las sincrónicas y diacrónicas venideras también. Que ningún hombre o mujer pierda un sólo ápice de su autoestima en los periodos cercanos a los exámenes. Que ningún espíritu desfallezca cavilando respecto de las famosillas epístolas de la salvación. Que a nadie le doblen la mano los viles morlacos/dracmas/billullos/moneas; créditos y becas venceremos. Adelante, adelante compañeros en este nuevo amanecer estudiantil, que nuestras armas sean los cafés nocturnos, el MSN celestial, las lecturas concentradas, los trabajos en grupo y demases.
Primer día
lunes, 12 de marzo de 2007
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